Por: Angie Papadam Adam “La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”. Peter Drucker
La misión de una empresa (que debería durar por lo menos 100 años) no debe ser confundida con metas específicas o estrategias de negocios (que deberían cambiar muchas veces en 100 años). Mientras se puede lograr una meta o completar una estrategia, no se puede llenar una misión; es como una estrella guía en el horizonte, siempre perseguida pero nunca alcanzada. Aunque la misión misma no cambia, inspira cambio. El hecho de que la misión nunca puede ser completamente realizada, significa que una organización nunca puede parar de estimular el cambio y el progreso. Esto es así, porque la misión contiene conceptos que evolucionan y cuyo significado se agranda a lo largo del tiempo. Ejemplo de esto es el término “educación”, el cual en el siglo XXI se lograba de manera muy diferente que la que se logra hoy en día, tecnología mediante; lo mismo sucede con “esparcimiento o diversión”, lo que era un concepto muy diferente para nuestros abuelos que para nosotros.
La misión de Apple, es: “Contribuir a cambiar la forma de trabajar, aprender y comunicarse de los clientes, proporcionándoles productos de cómputo personal excepcionales, así como innovadores servicios al cliente.” Si se remonta al origen de la empresa, porque es más fácil entender los conceptos cuando hablamos de cosas concretas, esta misión era cumplida con computadoras que a la luz de hoy tenían su propio sistema integrado y no tenían que estar conectadas a un servidor, computadoras innovadoras para aquellos días. Hoy en día, esta misión se está construyendo con aparatos y tecnología muy diferente, aunque sea la misma misión, y así seguirá evolucionando, para que la empresa pueda adaptarse a las nuevas necesidades del consumidor.
Otras misiones exitosas, claras e inspiradoras, que definitivamente motivan el cambio constante para seguir desarrollándose son:
Una meta audaz pasa de 10 a 30 años y descripciones de lo que sería alcanzar dicha meta. Una meta incluye un futuro visualizado, comunica concreción, algo visible y posible. Incluye un futuro no realizado, con sus sueños, esperanzas y aspiraciones. Un futuro visualizado ayuda a una organización solamente, mientras no haya sido alcanzado. Una vez que una meta haya sido alcanzada, es momento de definir la siguiente meta.
Muchos ejecutivos trabajan con declaraciones de misión y de visión. Desgraciadamente, la mayoría de esas declaraciones se convierten en nada o en un conjunto desordenado de valores, metas, propósitos, filosofías, creencias, aspiraciones, normas, estrategias, prácticas y descripciones. Solo en compañías realmente visionarias, que también pasan por este proceso difícil de visión, misión, valores, metas, etc, la dinámica fundamental para que sean exitosas es que preservan el núcleo y estimulan el progreso. Preservan su esencia, y estimulan el proceso de mejora continua, de cambio, junto con un proceso de cultura de trabajo en equipo y de visión sistémica.
La visión y la misión simplemente proporcionan el contexto para traer a la vida esta dinámica. Construir una compañía visionaria requiere 1% de visión y 99% de alineación. Cuando usted tiene una excelente alineación, un visitante podría venir del espacio exterior e inferir su visión de las operaciones y actividades de la compañía, sin jamás leerla en papel o reunirse con un solo ejecutivo, justamente porque vive la alineación de todas las partes y el trabajo en equipo.
El primer paso, siempre será replantear su visión o misión en un contexto efectivo para construir una compañía visionaria. Si lo hace correctamente, usted no tendría que volverlo a hacer en por lo menos por veinte años. Próximo paso, será definir qué cultura organizacional requiere para alinear la empresa hacia el logro de esa visión y misión, una cultura que contenga mejora continua, trabajo en equipo y visión sistémica.